El entorno en el que vivimos actualmente se denomina sociedad de la información. Un ecosistema muy condicionado por las innovaciones tecnológicas que permiten una rápida difusión de información. Así, si miramos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que tanto en el trabajo como en el ocio, el desarrollo tecnológico está presente en la forma de relacionarnos con los demás y con el medio.
Estas innovaciones tecnológicas están principalmente relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación, que han pasado a ser un pilar fundamental en todos los entornos de nuestra sociedad, comenzando desde el ámbito educativo.
Los orígenes del término
La denominación de “sociedad de la información” tiene ya algunas décadas, pudiendo situar su origen en la década de los 80, con la evolución de la era industrial gracias al desarrollo de Internet. El concepto está ligado al paso de una sociedad industrial a otra postindustrial o de la información.
A partir de la información, los seres humano creamos conocimiento, que se difunde y se absorbe para poder, a su vez, crear más conocimiento aún. Así, se forma una espiral de desarrollo y de evolución que nos lleva a un posible cambio en el término, que puede ampliarse a “sociedad de la información y del conocimiento”.
Los beneficios de la sociedad de la información
La sociedad de la información trae consigo ciertos beneficios culturales, sociales, económicos y, sobre todo, de libertad de expresión y de comunicación. La existencia de las redes de difusión de conocimiento y la facilidad de acceso pone a nuestra disposición una gran cantidad de fuentes de conocimiento sobre cualquier campo que despierte nuestra curiosidad o sobre el que necesitemos aumentar nuestro saber.
Además, la facilidad para compartir y distribuir cualquier tipo de contenido y la deslocalización de actividades que inmediatamente se pueden globalizar, están produciendo revoluciones y terremotos sociales de una gran intensidad y de un recorrido corto. La actualidad no tarda en actualizarse con noticias nuevas, satisfaciendo la inquietud de un gran número de personas y organizaciones.
Los límites de la sociedad de la información
Más allá de la tecnología, el desarrollo de la sociedad de la información depende de un marco legal y de una regulación adecuada. Si este contexto funciona, el desarrollo de las aplicaciones y servicios producirá un beneficio para la sociedad. Sin embargo, si sucede lo contrario, la tecnología solo servirá para generar contextos de impunidad.
Por otro lado, esta sociedad de la información, en continuo crecimiento y cambio, debe evitar las fracturas sociales que se pueden derivar de la brecha digital. Así, todo medio que se popularice debe llevar aparejada una formación para los usuarios que de alguna manera terminan viéndose obligados a utilizar ese medio. Este fenómeno lo podemos observar cuando, por ejemplo el número de trámites que se pueden realizar solo a través de Internet cada vez es mayor. Además, esta brecha digital tiene gran cantidad de variantes, como pueden ser la económica, geográfica, de género, etc.
La sociedad de la información como parte de la vida cotidiana
Hasta hace pocos años, la sociedad de la información no era más que un concepto. Por después, se fue materializando y se constituyó como una opción posible. Hoy en día, este tipo de sociedad se ha extendido a todos los ámbitos de nuestras vidas, especialmente en los países desarrollados. Ahora es, casi, una obligación.
En los países más desarrollados, hablamos de un hecho tan interiorizado que realmente pasa desapercibido, ya que las nuevas generaciones nacen en un entorno gobernado por las innovaciones tecnológicas. Así, para ellos es muy difícil imaginar un mundo en el que estas herramientas no existieran.
La cruz de este crecimiento en un mundo repleto de tecnología la encontramos en la pérdida de habilidades sociales en un contexto no tecnológico. Mucho de lo que ahora está en las pantallas, antes estaba en las personas. Así, pensemos, por ejemplo, en lo diferente que puede ser acudir a un punto de información y tratar con una persona cara a cara a preguntarle a un asistente virtual a través de una pantalla. Esto supone un cambio de vista radical respecto del estilo de vida de hace tan solo dos o tres generaciones.
En el futuro, la sociedad de la información y del conocimiento seguirá desarrollándose e involucrando cada vez a más gente. En principio, este futuro resulta prometedor, al poder, en potencia, traer un mayor nivel de sostenibilidad, prosperidad, libertad y, en definitiva, posibilidades a nivel profesional y personal.
Esto requiere un compromiso personal. La correcta evolución de esta nueva sociedad depende de nosotros y del buen uso que demos a las tecnologías que tenemos a nuestro alcance, de manera que todos contribuyamos de forma responsable a un futuro más prometedor a nivel tecnológico.
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